EL AS DE CORAZON



EL AS DE CORAZON

Apretó con fuerzas el bolígrafo e intentó concentrarse. Convertir en letras y palabras lo que en ese instante sentía.

La furia que había despertado la dominaba y volvía a ser ella. La que se ocultaba tras la posición erecta, la mirada directa y las palabras precisas.

Un minuto antes había apostado a ganar. Había aceptado plasmar sobre un papel lo que se le venía a la cabeza mientras era embestida desde atrás.

Como un reto, no como un acto de sumisión, aceptó colocarse en el borde de la cama, boca abajo, desnuda. Una posición que no le satisfacía las fantasías y que estaba segura le garantizaría alcanzar los honores con dignidad. Demostrarle a él que sobre la tierra no existía un macho capaz de domarla.

Con el primer empujón se sorprendió aún más . Sus labios internos lo esperaban húmedos, suaves, cálidos. Una bienvenida que asumió no era evidente. Se resistió. Apretó con fuerzas los ojos e intentó apartarse del placer. Empuñó temblorosa el bolígrafo y escribió.

El ejercicio terminó después de un vacío en la memoria y una sarta de sonidos desordenados.
Se sintió vencedora. Había recobrado el orgullo, la postura, la distancia. Las palabras exactas regresaron a su boca.

Con mirada triunfal se enfocó en él y le pasó desafiante el papel que empuñaba con la derecha. Sonrió y le dijo desafiante: - Te lo advertí, te gane, nunca seré de nadie.

Él tomó el arrugado papel y con pasmosa tranquilidad miró lo que estaba escrito. Se rió a carcajadas y le regresó el papel.

Ella, sorprendida y molesta, se lo arrebató de las manos. Lo odió en ese instante, le parecía increíble que no fuera capaz de aceptar que ella había ganado.

Miró con furia el rasgado papel. En medio de una decena de garabatos emergían las únicas palabras que podían ser leídas: “Te amo”. Las mismas palabras que ahora recordaba había pronunciado mientras era embestida, antes de perder la dicción, antes de dejar que el silencio hablara por ella, antes de crear un vacío en la memoria.

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